Duendecillo, amigo de Aláida. Juega con ella al "pilla pilla". Corretean, y saltan juntos. Sus risas, perdidas en la lejanía, inundan la atmósfera silenciosa que impera en el cementerio.
Los ángeles también deambulan por los cementerios. Son un rayo de luz por donde pasan. Su piel no es como la de las muertas; tiene color cálido. Aún así, conviven todos en armonía. No importa el color, la temperatura de sus cuerpos, ni su naturaleza en general; el respeto es mutuo entre todos. ¿Debiéramos aprender de ellos?
La hechicera Morgana, es la guardiana del cementerio. A ella acuden todos. Mima a los duendecillos, aconseja a las damas góticas, da paz y consuelo a las muertas. Es un poco, la madre de cuantas "almas" se cruzan en su camino. A pesar de su presencia, sus conjuros son de magia blanca. No la temais.
Este pequeño duende de cuatro brazos, más que siniestro, a mi me resulta simpático. En la sesión de fotos, me lo imaginaba correteando de un lado a otro, escondiéndose y asomando esa especie de "moñetes" que lleva, sin él saberlo y... claro, yo descubría donde estaba, siempre.
Esta muñeca es mi interpretación de "la Annabel Lee" de Poe. Me encantó desde niña su poesía e incluso he visto ilustraciones en cómic de corte futurista pero respetando el poema... fue tan sublime para mí que, transcurridos muchos años, no he querido dejar pasar la oportunidad de materializarla en forma de muñeca de arcilla y trapo. La amo.
Quizás de mis muñecas, esta es la de estética más Victoriana. Pudiera ser por su peinado tan elaborado. Es una señora de mansión de muros grises y gárgolas amenazantes. A pesar de su juventud, ya es viuda y su caracter es decidido. No tiene otra opción.
Crisa es, por ahora, la de apariencia más infantil del grupo. Es una niña inquieta, un poco traviesa. Le encanta jugar al escondite entre tumbas y panteones Victorianos. Juego con ella un rato, me dejo llevar por su risa. Me encanta abrazarla, su cuerpo de tela, es muy blandito.
Esta dama de época, es muy recatada. Guarda bien la pose comedida. Pone esmero en su puesta en escena. No quiere fascinar, ni conquistar, solo desea la compostura ante los que la rodean. No es una dama triste, aunque su gesto pudiera expresar lo contrario. Ella es así.
Catalina tiene un gesto triste. Seguramente la casaron a la fuerza, con alguien a quien nunca amó. Cuando esto ocurre, el corazón se contrae y el alma queda muerta. El Amor es el motor de todo. Cuando amamos podemos dar lo mejor de nosotros mismos. Da igual amar a la naturaleza, a la vida, a las estrellas, a las personas... el caso es SENTIR amor.
Cordelia, es la poseída del grupo. Es muy rebelde. No se estaba quieta para la sesión de fotos. Sus ojos son de cristal opaco. Estos no tienen vida, no tienen alma. Quisiera quitarle las cadenas que la atan pero es mejor no hacerlo.
Ella es etérea, delicada... La Dama Blanca, suele aparecer en la hora crepúscular. En ese preciso momento, los pájaros del cementerio silencian sus cantos durante unos segundos, cuando ella se levanta de su postura yacente y vaga por los alrededores, quizás buscando a su amor.
Lucrecia fué mi primera muñeca con estética gótica. Es la que lleva el maquillaje más acentuado y además luce gesto sonriente. Podría representar a una chica actual, maquillada para asistir a una fiesta de Hallowen.